Con orgullo celebramos nuestro intercambio cooltural y la hermandad ancestral al presentar a María Garcés, maquilladora y socióloga, quien se une a nuestro equipo como corresponsal en Ciudad de México. María estuvo presente en uno de los eventos más importantes de la moda: los 25 años de Vogue en México.
Con su mirada crítica y enfoque en las voces subrepresentadas, nos comparte sus reflexiones sobre este encuentro de expertos en moda, innovación y diversidad. A continuación, su crónica sobre los retos y oportunidades en la moda latinoamericana, destacando las perspectivas afro e indígenas, y la necesidad de una inclusión real en la industria.
El evento se llevó a cabo en el último piso del Hotel Sofitel, un espacio elegante y minimalista que se prestaba perfectamente para las conversaciones que allí sucedieron. La celebración de los 25 años de Vogue en México trajo consigo una serie de charlas que, más allá de festejar, pusieron sobre la mesa temas cruciales para la industria de la moda en el país y en la región.
Se habló mucho sobre la competitividad extrema que existe para poder ingresar en la industria desde cualquier área, y lo complicado que resulta acceder si eres de alguna región fuera del centro. En un sector dominado por estereotipos de belleza hegemónicos y eurocéntricos, es vital que las voces que están contando historias frescas y auténticas, aquellas que hasta ahora no han tenido suficiente visibilidad, reciban el foco que merecen. Estas voces están trayendo mensajes disruptivos, locales y profundamente sentidos, abriendo espacio a la diferencia en un entorno que históricamente ha privilegiado la uniformidad.
Un punto clave que se abordó fue la diferenciación que aporta la moda latinoamericana. Aquí, el sincretismo y la diversidad de lenguas, razas y culturas se entrelazan, reflejando la riqueza de lo artesanal y lo manual. Es un buen momento para que nuestras expresiones culturales obtengan una visibilidad justa, cuidadosa y respetuosa, considerando que estas han sido fuente de inspiración — y en muchos casos de apropiación — por parte de otros países.
Personalmente, me llamó mucho la atención la charla de Karla Acosta, jefa de diseño de Vogue México. Karla mostró un enfoque fresco y humano, y aunque es consciente de que la industria a la que pertenece es profundamente elitista, ha buscado conectar con proyectos más pequeños, utilizando plataformas como Photo Vogue para dar espacio a nuevas visiones y perspectivas de la moda y la belleza en Latinoamérica.
Otro tema relevante fue el que abordó Pinterest, donde se enfatizó la importancia de tener un motor de búsqueda que sea asertivo y curado, considerando la creatividad, la innovación y la diversidad como pilares para posicionar a artistas de todos los niveles. Lo que me pareció interesante es cómo la plataforma pretende conectar a estos creadores con consumidores interesados en su estética y lenguaje artístico, más allá de su nivel socioeconómico, género o raza.
Se subrayó la importancia de la representación, destacando los cambios en la industria y cómo los artistas y los espectadores están replanteando sus roles.
Tres diseñadores independientes que estarán presentes en la próxima edición de MBFWMX (Mercedes-Benz Fashion Week Mexico) compartieron sus luchas y retos para hacerse un espacio en la industria, a la vez que mantienen la esencia de sus marcas.
Sin embargo, una de las observaciones más notables del evento fue la falta de representación afro y la inclusión de otras voces en el diálogo. Si bien con Afrohunting, tuvimos una destacada presencia entre los invitados, el panel carecía de participación afrodescendiente o indígena, sobre todo en las conversaciones sobre apropiación cultural y plagio, temas que afectan directamente a estas comunidades. Me pareció fundamental que en un debate de esta naturaleza, aquellas personas que sufren las consecuencias de la apropiación cultural deban tener un espacio para argumentar y compartir su punto de vista.
Una de las cosas que me sorprendió fue el casting que se estaba llevando a cabo en el mismo edificio. En él, se buscaban modelos diversos: afrodescendientes, indígenas y plus size, lo que sin duda es un avance hacia una moda más inclusiva. Sin embargo, resulta paradójico que, aunque estos modelos son la cara visible de las marcas en pasarelas como las de MBFWMX, no se les dé espacio en los foros de discusión sobre la industria. Es evidente que la inclusión en las pasarelas no es suficiente; debe haber una representación auténtica en todos los niveles del diálogo.
Finalmente, considero que sería enriquecedor ampliar el debate para incluir también a la comunidad latina migrante, que ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la moda en México y Latinoamérica. La migración trae consigo saberes ancestrales que nutren y enriquecen la identidad cultural de la región, y estas voces merecen ser escuchadas en un espacio tan centralizado como Ciudad de México.
Las historias de los diseñadores de zonas no capitalinas que luchan por hacerse un lugar en la industria nos recuerdan que la moda no solo es cuestión de estética, sino también de identidad, pertenencia y resistencia. Quisiera escuchar más de los artistas indígenas, mestizos y afromexicanos que no tuvieron un lugar en el panel, pero cuyas creaciones y saberes son los que verdaderamente diferencian nuestra moda frente a otras partes del mundo.
Como siempre, seguimos atentos y comprometidos con visibilizar las voces afrodescendientes y diversas en todas las industrias creativas. Gracias María por tu mirada crítica y por ayudarnos a expandir el diálogo sobre la inclusión real en la moda latinoamericana. Nos vemos en el Fashion Week!