House of Yeguazas: el cuerpo como hogar, archivo y revolución

En una ciudad como Buenos Aires, donde las personas afrodescendientes, trans, migrantes y disidentes siguen siendo silenciadas o exotizadas, House of Yeguazas irrumpe como un espacio donde la existencia se transforma en un acto político, en performance colectiva y en un hogar real.Esta house es refugio, familia elegida y plataforma de expresión y cuidado mutuo, anclada en la cultura ballroom y en los lenguajes de la disidencia afrolatinoamericana.

Desde Afrohunting, abrimos un diálogo con su madre Joy Yeguaza, para conocer el origen de esta familia, sus luchas cotidianas, los cuerpos que la sostienen, las memorias que la atraviesan y los sueños que la impulsan.

En esta conversación hablamos del performance como resistencia, la danza como gesto político, el goce, la identidad afro, la migración y el sentido de crear comunidad siendo personas negras y disidentes en Argentina. Una entrevista que no solo celebra la existencia de la House of Yeguazas, sino que también busca crear un archivo como parte fundamental de la historia viva de la comunidad afro y la cultura disidente en Buenos Aires, y en todo el mundo.

*Todas las fotos son cortesía de la House of Yeguazas x Car cg, Xastudillod y silber_ph 

Sabemos que muchxs de ustedes son personas afrodescendientes. ¿Qué significa para ustedes construir y sostener una house en una ciudad como Buenos Aires, donde la presencia afro es constantemente invisibilizada?

Significa no sucumbir ante la hegemonía social y sostener los principios de una contracultura antirracista, como lo es el ballroom. Mantener una house racializada en Buenos Aires es seguir creando y resistiendo desde un espacio donde nuestras conquistas son celebradas, nuestros dolores visibilizados desde la vivencia, no minimizados por los privilegios o la ignorancia ajena. Significa poder soñar y realizar.


¿Qué lugar ocupa el voguing y la cultura ballroom en sus vidas, más allá del espectáculo? ¿Cómo se convierte en una forma de resistencia y cuidado colectivo?

"No es tu espectáculo, es nuestra disidencia."
—Bakeneko, Fiordi

El voguing es la expresión más visible y comercial de la cultura, por eso muchas veces se piensa que el ballroom se reduce a eso. Pero en realidad, es solo una de las muchas categorías de performance que se presentan en un ball.

Esta contracultura nació como respuesta a la segregación de cuerpos no blancos y no hegemónicos, a quienes solo se les dejaba el segundo lugar. Con la creación de las primeras houses en los años 70 (House of LaBeija, House of Ninja, House of Xtravaganza...), surgió una estructura de soporte familiar donde madres, padres y xadres brindaban herramientas para que sus hijxs no quedaran a la intemperie: para que pudieran competir, alimentarse, vestirse... aspectos básicos de la dignidad humana, negados por el simple hecho de vivir sus verdades.

Desde su origen, la cultura ballroom es resistencia a una sociedad clasista, racista, transfóbica e individualista. Ser parte de esta contracultura nos permite vivir desde códigos de compañerismo, con una misión clara y una visión compartida sobre el potencial artístico y social de nuestros cuerpos políticos.


¿Cómo se conforma la house actualmente?

Una madre y sus hijxs:

Joy Yeguaza: Trail Blazer, Overseer del capítulo Argentina, madre Yeguaza. Ballerina profesional, docente, comunicadora social y modelo.

Eros: American prince, asistente social.

Saucy Yeguaza: Voguer, performer, ballerina.

Mutante Yeguaza: Body princess, vestuarista, artista plástica y emprendedora.

Potro Yeguaza: American baby, productor, realizador audiovisual y baby DJ.

Aime Yeguaza: Baby face performer, trencista, modelo y emprendedora.

Pufi Yeguaza: Voguer.

Inka: Voguer, fotógrafo.


En sus espacios se siente una energía de libertad, goce y expresión sin censura. ¿Qué importancia tiene el juego, el deseo y la performance para ustedes como personas racializadas y disidentes?

Estas energías emergen en los pocos espacios donde podemos liberarnos de todo lo que reprimimos. Para muches, estos espacios son los únicos lugares donde podemos ser vistas y deseadas tal como somos, no como esperan que seamos.

Existir sin censura permite conocerse y disfrutarse. Cuando simplemente podemos ser, surgen momentos mágicos. Las personas racializadas y disidentes muchas veces somos sexualizadas desde lo fálico o deshumanizadas desde los prejuicios. Pero cuando se nos da lugar para el goce, el deseo se vuelve juego y placer, dentro de un código donde se celebra la confianza de habitar el cuerpo con libertad. Esa libertad que tanto anhelamos: de soñar, de ser amadxs y de conquistar.

¿Cómo fue la experiencia de abrir camino en la escena ballroom local? ¿Sintieron apoyo, rechazo, indiferencia? ¿Qué aprendizajes les dejó ese proceso?

Fue interesante. Cuando comencé a actuar en la escena, cada paso que daba alumbraba el camino. Todo era experimental. Al mismo tiempo, pude sostenerme gracias a las clases que daba. Eso me permitió habitar este universo en el que empecé a encontrar otras partes de mí y a formar comunidad.

Abrir camino siempre es tortuoso. Hubo rechazos por parte de quienes no entendían que el punto no es competir sobre quién sufre más en su disidencia, sino comprender que habitar el ballroom es construir un espacio comunitario, antirracista y contra la normatividad social.

Seguimos aprendiendo que no podemos sin comunidad. Que no vamos a vencer desde el individualismo.

Desde Afrohunting, seguiremos abriendo espacios para visibilizar, conectar y celebrar la cultura afro y disidente en todo el mundo, pero con un foco fuerte en Latinoamerica. Porque contar nuestras historias es también una forma de vivirlas, de sostenerlas y de compartirlas con orgullo.


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