Cuando la fortaleza se convierte en dolor: El estereotipo de la mujer negra fuerte

“Podemos con todo”. Esta frase resume perfectamente el peso que llevamos las mujeres negras sobre nuestros hombros. Pero ¿qué pasa cuando esta fortaleza que nos define también nos lastima?

El origen de una “virtud” 
El estereotipo de la mujer negra fuerte nació en los campos de esclavitud, donde nuestras ancestras tuvieron que mostrar una entereza sobrehumana para sobrevivir. Mientras las mujeres blancas eran vistas como frágiles y delicadas, las mujeres negras trabajaban junto a los hombres bajo el sol, cargaban a sus hijos y a los ajenos, y resistían lo inimaginable. 

Hoy, siglos después, seguimos cargando esa herencia. Y aunque ya no estamos en plantaciones, enfrentamos nuevas formas de adversidad: discriminación, hogares monoparentales, dificultades económicas, racismo sistémico. 

( Obra de Zanchevskaia Natalia )
  • La trampa de la invulnerabilidad 
    Este estereotipo nos dice que debemos ser: 
    Física y emocionalmente fuertes ante cualquier situación 
    Autosuficientes sin necesidad de ayuda 
    Cuidadoras de todos menos de nosotras mismas 
    Perseverantes sin mostrar debilidad 


Lo aceptamos porque parece positivo, incluso empoderador. Pero hay un precio oculto: la intolerancia a la vulnerabilidad.

( Obra de Lorena Spurio )

 
Las consecuencias invisibles 
Cuando no podemos mostrar fragilidad, nuestro cuerpo y mente encuentran otras formas de pedir ayuda: 

  • Problemas de salud mental más comunes: 
    Depresión (que se manifiesta como irritabilidad, no tristeza) 
    Ansiedad y trastornos mixtos 
    Trastorno por estrés postraumático
    Consumo problemático de sustancias
    - Trastornos obsesivos compulsivos
  • Problemas físicos relacionados:
    - Hipertensión arterial 
    - Diabetes 
    - Dolores crónicos 
    - Enfermedades cardiovasculares 
    - Cáncer 


El diagnóstico invisible 
Un caso real: una joven de 21 años con bulimia recorrió varios profesionales de salud mental. Todos le dijeron, directa o indirectamente, que “las mujeres negras no padecen trastornos alimentarios”. 
Esto pasa porque llegamos a las consultas “bien arregladas” (porque “debemos vernos bien”), negamos estar deprimidas (porque “no queremos parecer débiles”) y nuestros síntomas se malinterpretan o se ignoran. 

  • Rompiendo el ciclo - Para las mujeres negras: 
    Reconocer que pedir ayuda es un acto de valentía, no de debilidad 
  • Participar en espacios grupales donde podamos hablar de nuestras experiencias 
  • Buscar profesionales que entiendan nuestro contexto cultural 
  • Para los profesionales de salud: 
  • Entender los antecedentes históricos y culturales 
  • Reconocer que los síntomas pueden manifestarse de forma diferente
  • Desestigmatizar las enfermedades mentales en nuestras comunidades 

Un llamado a la acción 
Es hora de cuestionar este estereotipo que nos acompaña desde la infancia. Ser fuerte no significa ser invulnerable. Necesitamos estudios específicos sobre la salud mental de las mujeres negras en América Latina y políticas públicas que reconozcan nuestras particularidades. 

( Obra de Danielle Mckinney )


La verdadera fortaleza está en reconocer cuándo necesitamos ayuda y buscarla. 

¿Te identificas con esta experiencia? Comparte tu historia en los comentarios y ayudemos a romper el silencio que rodea la salud mental en nuestras comunidades.

Por Angelica Machado Copete - Médica especialista en Psiquiatría, Artista y emprendedora.

 

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